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Tengo síntomas del despertar espiritual ¿Qué hago con esta información?

Sentir ciertos síntomas y darse cuenta que se relacionan con el Despertar de la propia esencia espiritual es sólo el primer paso.  Este es un camino y proceso que tiene muchos niveles de autoconciencia y autodescubrimiento.  Lo que sigue es un proceso de soltar, cambiar y transformarse.

¿Qué hay que soltar?

  • Creencias y actitudes limitantes
  • reacciones que coartan y provocan dolor
  • emociones reactivas que nos sacan de nuestro centro y nos impiden conectarnos con nuestro núcleo de paz
  • dolencias o enfermedades físicas provocadas por los bloqueos energéticos en nuestra mente (creencias) y corazón (emociones).

El despertar es darse cuenta, pero, sobre todo, realizar las acciones y cambios necesarios para volver a conectarse e identificarse con la verdadera esencia y con la verdad espiritual.

Nuestra verdad ES espiritual.  El cuerpo, la mente y la vida humana es una prolongación de esta verdad interior cósmica.  Hemos venido a la tierra muchísimas veces y cada vida podríamos decir que es como un año de colegio.  Ese aprendizaje expande nuestra conciencia y nuestra Alma.  Esta es una experiencia temporal, por lo tanto, no hay que apegarse a la sala de clases o a lo que hay en ella, ya que el objetivo de la experiencia humana es que el Alma crezca, madure y se transforme en el Maestro y Gurú que está destinada a Ser.

Nuestra personalidad humana o ego es una prolongación del Alma, es un canal para que el Alma se pueda expresar y experimentar a nivel terrenal.  Nuestra personalidad está llena de ideas y creencias, emociones, deseos y necesidades.  Nuestra personalidad no es nosotros, es parte de nosotros, una pequeña parte de la inmensidad que somos realmente.

Nuestros pensamientos, prejuicios y juicios son sólo parte de la limitada visión del ego y personalidad.  Nos estancan cuando:

  • imponemos a la realidad límites
  • cuando dividimos al mundo en buenos y malos, en correctos o incorrectos
  • cuando creemos que unos tienen más derechos que otros
  • cuando creemos que unos son mejores y más bellos o inteligentes que otros
  • limitan nuestro mundo cuando sólo vemos la cáscara y nos dejamos llevar por nuestros prejuicios y juicios sobre el envoltorio de las personas.

Estos juicios y prejuicios provocan en nosotros emociones erráticas que saltan y cambian constantemente.  A ratos nos podemos sentir rabiosos, a ratos contentos, a ratos temerosos, a ratos tristes.  Nuestras emociones parecen un niño inquieto y ansioso o un cachorrito que no para de saltar.  Es importante no permitir que las emociones controlen y decidan por nosotros.

No ocupemos todo nuestro tiempo en satisfacer nuestros deseos y necesidades corporales o mentales.  Son importantes y son parte de nuestro mundo, sin embargo, dedicarles todo nuestro tiempo y atención sólo provoca que ellos crezcan como un niño malcriado que no puede dejar de pedir, manteniéndonos esclavizados a sus demandas.

Nuestros pensamientos, emociones, deseos y necesidades corporales son parte de nuestra personalidad y mundo humano y tienen que estar al servicio del Alma.  Son importantes instrumentos del Alma, pero si los dejamos libres, nos convertiremos en su prisionero y esclavo.

Cuando nos conectamos con nuestra Alma y Ser Superior y permitimos que esa parte elevada de nosotros mismos tome las riendas de nuestra vida, nuestros pensamientos y emociones crearán verdadera felicidad, alegría, bienestar y gozo para nosotros.  Nuestro cuerpo será el vehículo perfecto para nuestra Alma, tal como fue diseñado a ser.  Sentirá deseos y necesidades, que podrán ser satisfechas con alegría, equilibrio y paz.

La lucha en esta nueva energía y Despertar Espiritual es interior y no exterior.  Es un tira y afloja entre nuestro ego y nuestra Alma, entre la oscuridad que hay en nosotros (dolor, drama, preocupaciones, miedo) y la luz (amor, paz, confianza); entre quedarnos en el pasado o esperar un futuro mejor.

El mundo externo no nos ayudará en esta lucha, más bien nos hará dudar de nuestra realidad interior y de los verdaderos y profundos deseos del corazón, por lo tanto, no busquemos allí respuestas ni soluciones.  Ellas se encuentran en nuestro interior.  Escuchemos nuestra intuición, que es la voz de nuestra Alma, que nos guiará por el camino donde se encuentran las respuestas, soluciones y ayuda que necesitamos.

En la medida en que no nos conectemos con nuestra dimensión de luz y creamos que podemos hacer la transformación interior solos, más doloroso y atemorizante será el Despertar y más resistencia sentiremos.

La verdadera sanación no es extirpar o sacar algo malo de nosotros, viéndonos como seres vulnerables y pequeños, sin poder.  La verdadera sanación es encender la luz interior de nuestra Alma y que ella ilumine la verdad de nosotros mismos: nuestra luz, grandeza, poder personal y fortaleza interior.  Cuando encendemos el interruptor de nuestro hogar interior, los problemas, dolores y situaciones amenazantes se ven en su real dimensión y tamaño y comienzan a disolverse.  Es decir, cuando encendemos nuestra luz interior, podemos ver el inmenso poder de amor y compasión que hay en nuestro interior y cualquier problema o dificultad pierde poco a poco su poder, hasta el punto de debilitarse y no poder afectarnos.

Claudia Santander

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