¡No duele para que sufras, duele para que cambies!
Cuentan por allí que, el tener, el hacer y el ser, decidieron ir de campamento, todos caminando, el viaje iba a durar algunos días, entre la estadía e ida y vuelta.
Al momento de salir, apenas iniciado el viaje, ingresaron a una montaña, el hacer, comienza con su machete, a lograr un camino, y lo hacía sin cesar, apenas salía la luz del sol, empezaba y solo descansaba al anochecer. Mientras el tener, juntaba todo, todo, piedras, ramas, frutos, incluso todo lo que podía y llenará su mochila la cual no basto y utilizo su cuerpo. Mientras tanto el ser, disfrutaba del viaje, del sol, de los pájaros, del paisaje y caminaba libre por los pastizales y juntaba solamente aquello que le hacía falta para vivir, algunos frutos y algo de agua.
Cuando decidieron volver y analizar el viaje, el hacer expresó, no recuerdo nada, estoy muy cansado, y pregunto, ¿a dónde fuimos? El tener, le paso algo parecido, expresó, mi cuerpo lo tengo destruido, me traje de todo, llenos mis brazos, mochilas, de cosas, que algún día usaré, pero también me fatigue bastante, tengo los hombros a la miseria.
El ser, expresó, vi paisajes, animales, disfrute de la montaña, el río, probé agua pura, comí frutos silvestres. La pasé fantástico.
El hacer expresó, mi mamá se va a sentir orgullosa, el tener expresó, mi papá, se va a sentir orgulloso, el ser fue más simple, solo expresó, fui feliz.
Hay muchas veces en la vida donde debes dejar de hacer tanto, querer tanto, porque seguramente perderás varias etapas de tu ser.